
Hoy me regalé un desayuno sencillo, pero lleno de vida.
A veces olvidamos que cuidarnos también está en los pequeños detalles, como servirnos un plato que no solo alimente el cuerpo, sino que también abrace el alma.
En mi bowl puse: fresas, arándanos, rodajas de pera y manzana, un poco de cereal integral y yogur cremoso. Una mezcla de colores y sabores que me hizo sonreír desde el primer momento.
Mientras lo disfrutaba, pensé en lo fácil que es transformar algo cotidiano en un gesto de cuidado hacia uno mismo. No se trata de dietas ni complicaciones, sino de elegir con cariño lo que ponemos en nuestro cuerpo.
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La fruta me recordó lo fresca que puede ser la vida cuando la vivimos con calma.
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El cereal me dio esa energía suave que acompaña sin pesadez.
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El yogur, con su cremosidad, me hizo sentir que todo fluye mejor cuando nos tratamos con amor.
Este desayuno fue más que comida, fue un recordatorio de que merezco cuidarme, empezar el día con gratitud y regalarme bienestar. Además, esta combinación aporta fibra, antioxidantes, proteínas y energía natural para mantener el cuerpo activo y equilibrado durante el día.
Hoy mi invitación es simple: REGÁLATE UN MOMENTO PARA TÍ, bowl colorido, una taza de calma y la seguridad de que cuidarte es la mejor forma de agradecerle a tu cuerpo TODO lo que hace por ti.